Pájaros

A ella le gustaba discutir con los pájaros sobre el cielo oscuro de esa tarde de marzo, inconclusas soluciones fueron encontradas a través de las dudas creadas. Sin embargo, ella elevó la mirada; observo el vació y empezó a cantar como ruiseñores, la calma antes de la lluvia parecía atenuar los corazones de las aves.

Lentamente el cielo fue cambiando, nubes blancas aparecieron para enamorarla, la luz había cambiado los suspiros de los ruiseñores y las espinas de las rosas se calmaron. Ella tan sutil y tranquila esperaba cantando al amor prohibido que la cohibía de ser ella misma, una tragedia antipática que no la permitía volar como sus compañeros.

El cielo despejó completamente para mostrar su camino directo hacia el amor y dejando sus amigos, los pájaros, tomo el lado contrario solo para buscar un paraje oscuro que le permitiera volver a llorar en calma. Tristemente sollozó y susurró ¿por qué me tiene que pasar siempre esto?


Sergio de Helena

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