Idilio

Recuerdo la primera vez que la vi, hermosa y lejana. Se acercó a decirme labores que no entendía por estar perdido en su mirada. Los días pasan y todo se pierde, no entiendo mi timidez cuando en el fondo sé que es un ser humano más. Quería ser algo de ella: "un amigo, sí, un amigo podría funcionar" pensaba antes de dormir.

Los días pasaban y mi cobardía no me dejaba articular palabra ante ella; alguna vez le dije a alguien que me gustaba... qué estúpido fui. Cuando ella me necesitaba yo estaba ocupado y cuando le quería ayudar no sabía nada. Cuando nos encontrábamos en la calle ella mostraba un muro para que me diera cuenta las historias de amor sólo existen en la imaginación.

Aún así nuestras miradas se encontraban y yo sentía una paz pasajera, como si de repente todos los fantasmas que me persiguen fueran espantados por la luz de su mirada. Todo era perfecto, pero el tiempo sigue y su mirada abandonaba la mía a la suerte de los espectros de la soledad y la tristeza.

Creo que todo esto comenzó a pasar desde que dejé de creer en el amor, se me olvidó quien soy, cómo hablar, hablar de qué, una maraña de inseguridades que me aburren. Por poco se me olvida que el corazón de un personaje sin camino seguro no tiene mucho que ofrecer.

El amor... ¿Cuándo dejé de creer en el amor?

Ayer la vi por última vez.

Sergio de Helena

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