Lo poco que me quedas
Hola, ya que no te puedo hablar, te escribo.
Recuerdo cuando dijiste que te ibas, sin embargo mi corazón no mermó. Siempre te vi como lo más lejano, aquella flor de oriente que no iba a volver a ver en un futuro inmediato. Hoy te escribo con el poco corazón que me queda para decirte lo que siento, es estúpido, lo sé, pero nunca pude fijarme en algo que no fuera tu cabello jugando con el viento y alegrando la vida de toda persona que te viera.
Sí, tu existencia alegra. Ese último día que nos vimos llevaste chocolates para todos y te quedaste hablando un rato con tu pseudo-novio mientras en la lejanía me sentía una persona más, creyendo que en algún momento llegarías y me dirías aquellas palabras que nunca escucharé.
Mi estupidez no tiene limite, lo sé, pero ¿cómo hacer cuando tu sonrisa me desvela? Soy un tonto al creer que en algún momento de la vida no te iba a fastidiar. Fuiste un gran apoyo para mí y ahora lo poco que queda es una fotografía y mil recuerdos, ahora lo que queda son sueños atropellados en el suelo. Hoy se escriben las pocas palabras que quedaron de esos sueños donde la felicidad era una realidad y donde nuestros besos se mezclaban con la ficción. Hoy que sé que ya no estás y no volverás, me atrevo a escribirte sin miedo para decirte lo mucho que me gustas y lo poco que me quedas.
Sergio de Helena
Recuerdo cuando dijiste que te ibas, sin embargo mi corazón no mermó. Siempre te vi como lo más lejano, aquella flor de oriente que no iba a volver a ver en un futuro inmediato. Hoy te escribo con el poco corazón que me queda para decirte lo que siento, es estúpido, lo sé, pero nunca pude fijarme en algo que no fuera tu cabello jugando con el viento y alegrando la vida de toda persona que te viera.
Sí, tu existencia alegra. Ese último día que nos vimos llevaste chocolates para todos y te quedaste hablando un rato con tu pseudo-novio mientras en la lejanía me sentía una persona más, creyendo que en algún momento llegarías y me dirías aquellas palabras que nunca escucharé.
Mi estupidez no tiene limite, lo sé, pero ¿cómo hacer cuando tu sonrisa me desvela? Soy un tonto al creer que en algún momento de la vida no te iba a fastidiar. Fuiste un gran apoyo para mí y ahora lo poco que queda es una fotografía y mil recuerdos, ahora lo que queda son sueños atropellados en el suelo. Hoy se escriben las pocas palabras que quedaron de esos sueños donde la felicidad era una realidad y donde nuestros besos se mezclaban con la ficción. Hoy que sé que ya no estás y no volverás, me atrevo a escribirte sin miedo para decirte lo mucho que me gustas y lo poco que me quedas.
Sergio de Helena
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