The Eight Bells

La brisa acariciaba mi cabello en aquella noche de julio, caminaba de gancho con una amiga antes de llegar al parque de Usaquen. La verdad no esperaba nada del día antes de que apareciera ella por la calle empedrada. ¿Quién lo diría? sería un encuentro hermoso, a pesar de estar acompañados.


Hay tantas cosas que no puedo entender del amor que prefiero ignorarlo. Su mirada y la mía se encontraron por casualidad en un presente extraño, acompañados por estos dos personajes y decidimos ir a un bar a tomarnos algo. "The Eight Bells" suena bien, me contesta su acompañante a lo que le confirmo "tienen una excelente London Porter, se lo garantizo" y decidimos caminar para allá.


Era una noche que poco a poco se fue saliendo de su formalidad, todos pedimos cerveza, ella vino. A medida que iba pasando el tiempo su boca morada por el vino me recordó aquellos momentos donde charlábamos de la vida, donde compartíamos las sonrisas y donde nos aguantábamos las ganas de darnos besos.


¿Por qué me miraba así? Ella me mira y es como si el mundo estuviera en donde tiene que estar. Siento como pasan los años y cada vez terminamos más cerca. No entiendo, de verdad no entiendo qué pasa por mi mente cada vez que la veo a los ojos.


Son preguntas en una noche tonta que ojalá se repita pronto, 


Sergio de Helena

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