Donde no me encuentre
Necesito desahogarme de mi mismo; estoy cansado de buscar un lugar donde no me encuentre.
Huyo, corro, y trato de escapar. Hacia la luz de la luna estoy intentando llegar. No me entiendo y me odio un poco, me gustaría creer que podría enamorarme de nuevo, lo hago y siento que vuelvo a perder.
No sé si estas letras sean suficientes para mostrar el corazón negro que embarga mi ser, no sé por qué el sueño de ser feliz, cada día sea más lejano. ¿Cuándo me perdí tanto? es la pregunta que me hago a cada rato, al llegar la noche, al soñar con algo mejor, he dejado el alquitrán pero me he dado cuenta que la soledad se ha convertido en mi vicio.
Creo que soy un mal ser humano: cuando tengo algo hermoso no lo valoro, cuando quiero algo no lo demuestro. Me gustaría creer que aún puedo llegar a ser el jovén de 17: enamoradizo y dispuesto a darlo todo, lo único malo es que ya no hay nada que dar, al parecer me he convertido en un ser mustio que al pasar los días y la bebida se marchita más y más.
Mi pecado es seguir soñando a pesar que el mundo me ha mostrado que no lo debo hacer, a pesar de mi tristeza y mi soledad, trato de seguir sonriendo esperando que algo cambie, pero al parecer la carrera por la felicidad se ha convertido en la maldita utopía que no puedo alcanzar. La luz no se encuentra en mi, el vacío incrementa.
Al parecer las heridas que me ha dejado la vida siguen abiertas y tal vez sea para siempre.
Sergio de Helena
Huyo, corro, y trato de escapar. Hacia la luz de la luna estoy intentando llegar. No me entiendo y me odio un poco, me gustaría creer que podría enamorarme de nuevo, lo hago y siento que vuelvo a perder.
No sé si estas letras sean suficientes para mostrar el corazón negro que embarga mi ser, no sé por qué el sueño de ser feliz, cada día sea más lejano. ¿Cuándo me perdí tanto? es la pregunta que me hago a cada rato, al llegar la noche, al soñar con algo mejor, he dejado el alquitrán pero me he dado cuenta que la soledad se ha convertido en mi vicio.
Creo que soy un mal ser humano: cuando tengo algo hermoso no lo valoro, cuando quiero algo no lo demuestro. Me gustaría creer que aún puedo llegar a ser el jovén de 17: enamoradizo y dispuesto a darlo todo, lo único malo es que ya no hay nada que dar, al parecer me he convertido en un ser mustio que al pasar los días y la bebida se marchita más y más.
Mi pecado es seguir soñando a pesar que el mundo me ha mostrado que no lo debo hacer, a pesar de mi tristeza y mi soledad, trato de seguir sonriendo esperando que algo cambie, pero al parecer la carrera por la felicidad se ha convertido en la maldita utopía que no puedo alcanzar. La luz no se encuentra en mi, el vacío incrementa.
Al parecer las heridas que me ha dejado la vida siguen abiertas y tal vez sea para siempre.
Sergio de Helena
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