Testigos de concreto


Hace poco volví a caminar por las calles que en algún tiempo nos pertenecieron. Fui en compañía, algo extraño pero a su vez necesario. Fuimos al sitio de pizza que tanto te gustaba, después caminamos por La Macarena y fuimos llegando poco a poco por el planetario, recorrimos el parque de la independencia, la séptima, pasamos por La Florida y nos adentramos en la Candelaria.

Estuve al lado de El Gato Gris en el Chorro de Quevedo, pasé al lado del hostal donde una vez cantamos en un karaoke. Cada paso que daba, me acordaba de ti, de nuestras charlas, de tu sonrisa, cada casa, cada local, cada calle, tenía algo que contar... A pesar de estar acompañado, jamás me había sentido tan desierto y turista en lo que alguna vez fue mi hogar. Todos estos sitios fueron testigos de concreto de lo que alguna vez fuimos.

Es cierto, los días se han convertido en meses, pero a pesar de esto hay marca que es difícil borrar, que me persigue y no me quiere dejar. No entiendo como puedo extrañar a alguien que nunca me amó, ¿cuántas veces tuve que perderte para darme cuenta que en realidad nunca estuviste? Es frustrante caminar y seguir pensando en ti cuando sé que tus pensamientos pertenecen a otra persona en este momento.

Es el fracaso, es la amargura, es la ironía, es este corazón deshabitado que me recuerda que todo lo vivido fue solo una fantasía.

Sergio de Helena

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