Marchita

No tengo nada que perder si alguna vez lo perdí todo. Un descenso desde el paraíso que alguna vez fue lo nuestro, me recordó lo terrenal y lo humano que puedo ser. El cielo no es tan lejano y el infierno es lo que esquivamos todos los días. Hoy no estás, mañana ya no estarás y por hoy quiero olvidar el ayer de lo que alguna vez fuimos.

Sacrificaste una tenue felicidad por la libertad que tanto añorabas y te diste cuenta qué es la soledad. Tomaste por presente las ansías de valorarte y despreciarte en segundos. Caíste como yo, en lo que era la tristeza de no saber qué vendría después, pero poco a poco te diste cuenta de todo lo que dejaste ir. Cediste a los instintos, hacia la niebla y pesadumbre de las penas y dudas. Cada día que pasaba era un camino hacia la autodestrucción y autoflagelación que tuviste la necesidad de explorar.

El día de hoy y en los días siguientes no quiero volver a saber nada de ti, moriste en vida, moriste en sueños; para este triste escritor, no eres más que una flor marchita, cuyos pétalos se están cayendo debido al maltrato entre manos desconocidas. Hoy no tengo nada que perder, porque ya no eres nada para mi.


Sergio de Helena
@SergiodeHelena

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