El Bus


Él se quedó mirando aquel bus, esperando que los milagros existieran como muchas veces los muestran en las películas: esperaba que ella se bajara del bus y corriera hacia él, pero no. Lentamente caminaba mientras la tristeza toma fuerza y se apodera de él; Ella no era así.

Siempre en contra del viento, siempre en contra de los sentimientos y los falsos destinos. Su único desahogo se perdía entre notas sobre una lenta autodestrucción que se iba haciendo realidad paso a paso. No aprendió a realizar lo que todos los hombres hacen: olvidar y no demostrar. Tal vez, fue así que descubrió que todo es una espiral y que simplemente tenía que sufrir para llegar al fondo del desamor.

Espirales, recuerdos y muchas decepciones; aquí no hay azar, así que juega a lo de siempre. Él sabía o creía saber cómo eran las cosas con una mujer que se había acostumbrado a recibir. Él seguía siendo un ciego cuyo raciocinio no era más que una extensión de sentimentalismos. Sus confusiones solo aparecían para darle un golpe final al drama de la vida diaria que una vez más le quitó la oportunidad de amar.

Así que esta vez calló y gracias a su masoquismo, su ego se volvió cenizas.

@SergiodeHelena
Sergio de Helena

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